martes, 24 de julio de 2012

Allí estaba yo...



Y allí, en las profundidades de mi alma, descubrí a una mujer que se encontraba encerrada bajo llave..., y entonces como sin querer abrí la puerta, le sonreí, la miré fijamente y la invité a salir. -No tengas miedo al cambio. -le dije- No crecerás si te quedas aquí. Mira hacia fuera querida, mira todo lo que te espera si das un paso hacia mí. Y allí, en las profundidades de mi alma la apreté contra mi pecho y me salvé a mi misma.

Libertad Quesada Fages.